Memes y Mundo Digital

domingo, febrero 26, 2006

Del Sudoku a Beowulf

La vida es un gran grafo. Realmente debería haber prestado más atención a aquellas clases de álgebra donde por primera vez me enfrenté a la formalización del concepto constituyente de casi todas las realidades dinámicas del Universo. Además de disculparme por la alta latencia de esta bitácora (justificada por mi vagueza, lo cual me lleva a la privatización del pensamiento), quiero contar aquí una experiencia no destacable, pero ejemplar para describir un recurrente modo de operar de este acervo memético que todos llevamos sobre los hombros.

Estaba leyendo el periódico, contectado a Internet, y cansado decidí ante las aciagas perspectivas de un domingo frío y lluvioso dejar discurrir los minutos con algún pasatiempo, en espera a que mi amada se reuniese conmigo para enriquecer un poco más estos ratos de ocio. Tras desplegar la lista de opciones ofrecido por mi electrónica herramienta, recuerdo que existía algo que estaba dando que hablar en el terreno de las secciones de esparcimiento de casi todos los periódicos: el Sudoku. Por ello, sin dudar me lancé a averiguar un poco más de tan singular juego, y el buscador omnipotente me propuso como primera opción dirigir mis pasos a la enciclopedia libre.

El Sudoku es un juego de colocación, de ordenación de elementos cumpliendo ciertas reglas determinadas, lo que comunmente se conoce como "puzzle". Tiene su origen en un periódico japonés, pero fue recuperado para su definitiva glorificación por un neozelandés orientalizado. La palabra Sudoku quiere decir "números solos", y su escritura en Kanji me resultó enigmática. Tan enigmática como la escritura japonesa en sí.

Siguendo las luminosas sendas de la enciclopedia, pude conocer que el Kanji es una forma de escritura japonesa que ha derivado del chino. Un caracter Kanji representa toda una palabra, todo un concepto (bueno, aquí también se da la polisemia, por lo que un mismo Kanji puede tener significados diferentes). Aprendí más acerca de ideogramas, criptogramas, fonogramas, lenguas analíticas (chino, japonés), lenguas flexivas o sintéticas (alemán, español). Las lenguas analíticas se distinguen, entre otras cosas, por su escritura ideográfica, es decir, cada caracter representa un concepto (como el mencionado Kanji). Como ventaja se consigue sintetizar el significado en un sólo símbolo, reduciendo el número de símbolos necesarios en la construcción de una oración, pero como desventaja obliga a colocar dichos caracteres en posiciones fijas, para poder llegar a comprender el significado de la oración. Como una "flexivilización" (es decir, de "flexiva" y no de "flexible"), encontramos que el japonés añade los caracteres (o "silabarios") Kana, divididos en dos: Katakana, para los nombres japoneses añadidos o extranjeros, y el Hiragana, para ayudar a la construcción gramatical. Esto ha hecho que el japonés no se pueda considerar una lengua sintética pura, como lo es el chino, sino más bien "aglutinante".

Aparte de la clasificación morfosintáctica de los idiomas propuesta por Humbolt (y que os animo a descubrir a través de la Wikipedia), me resultó interesante la evolución del inglés, que pasó de ser una lengua más bien sintética (inglés antiguo, o anglosajón) a una lengua más bien analítica (inglés moderno). Quise leer algo en inglés antiguo, y pude saber que es poco lo que queda de esa lengua: una obra de miles de versos titulada "Beowoulf" y que guarda paralelismo en importancia lingüística con el Poema del Mio Cid castellano o la Chanson de Roldan francesa.

Pude encontrar una versión diacríctica para deleitarme con algunos de estos arcanos versos.

Ðá wæs on burgum Béowulf Scyldinga
léof léodcyning longe þráge
folcum gefraége

Las ideas formaN una trama extensa donde se interrelacionan, evolucionan, comunican y crean estructuras mayores, de la misma forma que los seres vivos dan lugar a estructuras sociales.

Debería volver sobre la teoría de grafos y seguir caminos conexionistas.